La Boda de E & M, la elección de mi vestido

A 5 meses del día B, en enero,  bajé por primera vez a Sevilla para organizar de verdad mi boda. Pensareis que es muy poco tiempo, pero sí se puede! En ese viaje expréss de 4 días, ya conseguí lo principal: Catering, foto, vídeo y MI VESTIDO!! Hoy os voy a contar cómo fue la elección.

La elección del vestido, es uno de los momentos con los que todas soñamos cuando nos vamos a casar. Entrar en una tienda de novias, sentirnos como princesas y llorar de la alegría cuando encontremos nuestro vestido soñado. Pues, no quiero desilusionaros, pero sinceramente creo que ese momento está muy mitificado, y cuando no se acerca a la peli que nos habíamos hecho en la cabeza, nos desilusionamos un poco, a mí me pasó.

Tanto ver pelis románticas y Divinity, me hizo pensar que iba a ser mágico, que me iba a sentir como una reina... Y a ver, no es que fuese un mal momento, pero es un poco estresante. Es una decisión difícil, te gustan muchos modelos pero ninguno es exactamente como el que habías imaginado, te llevas mucho rato probándote uno, otro, dudas, el que mas te gustaba, luego no te queda bien o se sale de presupuesto, hace calor, entras y sales del probador... Cuando llevas dos horas probándote, estás harta, jajaja. Si os pasa esto, lo mejor es que volváis otro día más relajadas. Con agobios, no se puede elegir. Es un pequeño consejito.

Desde hacía muuuuchos meses, tenía clarísimo lo que quería y lo que no en mi vestido. Incluso lo llevaba dibujado (a mi pésima manera) para que me lo hiciera una modista, porque no encontraba ninguno que tuviese el cuerpo y la falda que quería. ¿Y os estaréis preguntando pero qué querías?
    ♥Quería: Cuerpo con tirantes, escote en V o corazón y un señor escote en la espala, encaje y una gran falda sólo de tul. Y que fuese blanco.
   ♥Lo que no quería por nada del mundo: brillos, cuentas, organza o tejidos rígidos. No quería escote palabra de honor. No quería un vestido que pesase.

Que ideas más claras, eh! Jajajajajaja... Pues salí con todo lo contrario. Sólo fui fiel a lo que no quería (que pensándolo fríamente, ya es!): no tuve palabra de honor ni brillos, mi vestido fue súper cómodo y no pesaba nada. Con respecto a lo que quería... al menos el escote en la espalda (tras la modificación del vestido) me lo llevé. Os pasará. Iréis con una idea más o menos clara, pero al final acabas eligiendo lo que menos te esperas.

Mi madre insistió en que, antes de decirme por una modista (no vaya a ser que el resultado no te guste cariño!) fuésemos a una tienda de novias. Y en apenas un par de horas tuve mi vestido. Cuando les decía a mis amigas por whatsapp que ya tenía vestido todas se sorprendían un montón, Ya???

Pues nada, allí que entro con mis cuñis y mi madre (I love you darlings!) y nos ponemos a elegir vestidos. Escogimos como cinco modelos diferentes, muy diferentes unos de otros, prueba de que ninguno se ajustaba 100% a lo que yo quería. Ya pensaba, bueno tengo cita en pronovias esta tarde, allí veré alguno. Iba un poco escéptica porque yo quería que me hiciesen mi vestido tal y como tenía en mi cabecita... pero cuando me probé el único que yo no había elegido (me lo trajeron las chicas de la tienda)... sonreímos todas! No lloramos, no gritamos, pero sí que dijimos: Éste!!

Me lo tuve que volver a probar porque era tan distinto a lo que yo quería que no me decidía. Me encantaba, era muy yo: ceñido, desenfadado, cómodo... pero dudaba muchísimo. Incluso cuando ya lo había comprado, seguí diciéndole a todo el mundo: es que es tan distinto... Es algo que os pasará, muy pocas veces se está super segura de la decisión, pero llega un momento, en que se hace la luz y te das cuenta que sí que es tu vestido.

¿Sabeis que me hizo decirme? Primero, a todas les gustó muchísimo. Y además, la hermana pequeña de mi marido venía conmigo, y tenemos gustos muy parecidos, me conoce muchísimo. Yo la miraba y ella asentía o no con la cabeza. Cuando me probé mi vestido, me decía que sí sin dudarlo. Y cuando me vio toda liada, me soltó: Mari, éste es el que le gustaría a mi hermano! Jajajaja... Ante eso, ¿qué se puede decir? Si sabes que tu marido se va a caer de espaldas cuando te vea, ¿no es eso lo que queremos todas? Y la verdad es que tuvo toda la razón del mundo, era muy YO y además, haría feliz a mi maridín porque tenía todo lo que a él le gustaba.

Mi vestido es el modelo Bosco de Raimon Bundó. Es un diseñador con unos vestidos muy muy bonitos y delicados, los tejidos son buenísimos y los acabados perfectos.
Y sin más rodeo, que me ha salido un post larguísimo (sorry!), os dejo con mi vestido en una modelo nada perfecta, o sea, yo misma ;)

 

 

 

 

 

  

Momento llorera, que hubo muchos, pero se ve bien el traje (disculpad la calidad de las fotos eh).

Y por último, con mi marido, mirad que guapísimo iba! Ayyyy que te quiero mi amor!!!

Vivi Rodriguez

Espero que el post, aunque largo, no haya sido muy tostón, es que me pongo a hablar de mi boda y no puedo parar, ¿no os pasa? Jajaja

 Feliz puente a tod@s!!

*Las fotos son propiedad de Proyecto Cenicienta, por favor no reproducirlas sin nuestro consentimiento. Gracias.